No sabía ni cómo ni por qué.
Sólo sabía lo que tenía que hacer.
Morir.
Cogió la pistola y la introdujo en la boca.
Apretó el gatillo.
Segundos después el ruido de un cuerpo contra el suelo anunciaba el fin.
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¿Estamos hoy optimistas, eh?
ResponderEliminarLa ilustración me gusta. Lo de ser dueña absoluta de mi destino también.
Pero el tiro, se lo daba yo a más de uno, aún me quiero demasiado.
Un placer tu vuelta.
joder...macabro eh....anda naimate con un capitulo de la abeja maya anda...un abrazo...
ResponderEliminarNo sabía ni como ni por qué.
ResponderEliminarSólo sabia que había tardado demasiado tiempo y ahora sabía que debía hacer.
Comentar el post de Sanmael.
Cogió el teclado y lo acercó.
Apretó las teclas.
Segundos después su comentario había cogido forma.
Un abrazo.