Se despertó sobresaltado, como cuando sueñas que te matan, un sudor frío recorría todo su cuerpo. Alterado se incorporó y buscó su reflejo en el espejo, todo era normal salvo una cosa, el sueño le había pareció demasiado real y premonitorio, incluso más que todos los anteriores.
Asustado miró la hora es su reloj de muñeca, un reloj con un grotesco dibujo de Homer Simpson que le habían regalado sus padres hacia ya mucho tiempo.
Sólo le quedaban unos minutos de vida y decidió gastarlos sentándose en el sofá y encendiendo un cigarrillo, esperando a que todo terminara.
Ya estaba harto, no quería seguir escapando de lo inevitable, cuando le daba la última calada a su cigarro, notó que había llegado el momento, y sonriendo, se preparo para recibir el balazo que lo llevaría a su fin, o eso creía él.
Asustado miró la hora es su reloj de muñeca, un reloj con un grotesco dibujo de Homer Simpson que le habían regalado sus padres hacia ya mucho tiempo.
Sólo le quedaban unos minutos de vida y decidió gastarlos sentándose en el sofá y encendiendo un cigarrillo, esperando a que todo terminara.
Ya estaba harto, no quería seguir escapando de lo inevitable, cuando le daba la última calada a su cigarro, notó que había llegado el momento, y sonriendo, se preparo para recibir el balazo que lo llevaría a su fin, o eso creía él.
A veces la linea que separa los sueños de la realidad es, extremadamente delgada.
ResponderEliminarA veces la linea que separa los sueños de las premoniciones es, sencillamente inexistente.
Buen relato. Propio de Sammael.
Un abrazo.
muchas gracias por tu aporte susurrador
ResponderEliminarAl final morirá de cancer de pulmón, fijo. Ya veras como este tiene de premonitor lo que Rappel de futurologo :-)
ResponderEliminarEs detestable que la gente no llegue puntual a sus citas, aunque sea la muerte. Supongo que breve sabremos el porque y veremos que escusa pone.